Hoy martes tenemos una Luna Nueva en Sagitario. Tras el pasado ciclo lunar en Escorpio,…
Eclipse Solar en Capricornio – 26-12-2019
Desde la Antigüedad, los eclipses solares se han asociado a presagios y augurios desfavorables. Y no es de extrañar, pues imaginémonos cuán aterrador debía resultar a nuestros ancestros observar cómo la luz del Sol se veía oscurecida por el astro lunar, haciendo emerger repentinamente la noche durante el día, acompañada del enfriamiento de la atmósfera y comportamientos inusuales en los animales. Más allá de estos efectos físicos observables externamente, los astrólogos de la Antigüedad se dieron cuenta de que los eclipses eran símbolo de cambios repentinos, muertes y finales que podían afectar a la humanidad de un modo crítico. Ciertamente, así lo ha ido demostrando la historia, pues múltiples sucesos oscuros han ocurrido a lo largo de los años bajo la influencia de eclipses solares.
Más allá de los negativos augurios, hoy en día también nos atañe comprender la simbología de los eclipses solares desde una perspectiva psicológico, emocional y espiritual, pues no todo lo relativo a los eclipses es negativo, si se comprende que se trata de fuerzas que han de operar de forma regular cada cierto tiempo, tanto a nivel individual como colectivo. Estas fuerzas de “oscuridad, muerte o destrucción” tienen una función específica que consiste en desechar y eliminar aquello que no sirve al propósito evolutivo del ser humano, al igual que, por ejemplo, el aparato digestivo selecciona de los alimentos ingeridos aquello que es útil y desecha aquello que no es beneficioso para el cuerpo.
Así, el momento de un eclipse marca un tiempo de pausa dentro del ritmo regular de nuestras vidas, durante el cual es oportuno reflexionar acerca de las experiencias vividas, hacer balance de lo aprendido y dejar ir aquellas situaciones o relaciones del pasado que ya no sirvan a los propósitos futuros. Se trata de un momento en el que se termina un capítulo de nuestras vidas y nos encontramos en el espacio en blanco antes de iniciar una nueva etapa, cuyo germen está contenido en la configuración planetaria que rodea al eclipse.
Si bien hay dos eclipses solares al año, el eclipse que ha tenido lugar hoy es especialmente significativo, por la intensidad de los planetas que lo rodean. Por un lado, tiene lugar en el signo de Capricornio, regido por Saturno, planeta a su vez asociado a límites y muertes. Por otro lado, este eclipse es el preludio de la conjunción de Saturno y Plutón —también en el signo de Capricornio— que tendrá lugar a principios de enero; una conjunción que también conlleva cambios, grandes crisis, transformaciones profundas, finales de etapas y, posteriormente, un resurgimiento y renacer, cual Ave Fénix, de las cenizas. Estudiaremos esta conjunción en otro artículo.
Observemos pues, que al estar ubicado en Capricornio, este eclipse es oportuno para desechar las estructuras del pasado que ya no son válidas, y dar vida a otras nuevas que sirvan a propósitos más prácticos. Quizás hay tradiciones o leyes que se han acarreado durante siglos que no sirven a la evolución espiritual de la humanidad de hoy en día, en la que se dan numerosas complejidades derivadas del mundo tecnológico, económico y social que no pueden ser contempladas con leyes o estructuras de antaño. Así mismo, este es un momento para poner en valor aquellos principios de carácter universal que siguen teniendo validez a lo largo de la historia. Se trata éste de un momento en el es pertinente dilucidar la esencia de aquello que es inmutable y perennemente válido, para adaptarlo con nuevas estructuras formales a la sociedad actual.
A nivel individual, en su aspecto negativo, este eclipse puede traer consigo una sensación de imposibilidad o de fracaso, si aquello en lo que se ha puesto gran esfuerzo y trabajo durante largo tiempo no ha dado los frutos esperados. En su aspecto positivo, la sensación puede ser de satisfacción por los logros realizados, pero asimismo acompañada de una mayor responsabilidad. Sea cual sea el caso, es bueno descansar durante los días cercanos a este eclipse, para hacer balance de lo vivido, entendiendo que el éxito y fracaso verdaderos obedecen a un aspecto interior de la psique y a la integridad del alma, más que a frustraciones o recompensas relacionadas con logros externos.
Así pues, este es un momento en el que es propicio corregir el rumbo de la vida, si existen cargas en el aspecto laboral o personal que, de algún modo, ya no se pueden sostener. Puede tratarse de la firme decisión de crear nuevos hábitos saludables, o puede tratarse de poner límites a actitudes injustas o abusivas que otras personas puedan ejercer. No olvidemos que Saturno, ubicado en su signo de regencia en Capricornio, es el maestro del karma, la ley y la justicia. Por tanto, este es un momento propicio para tomar responsabilidad y hacer justicia, tanto enmendado errores cometidos, como poniendo límites a situaciones o relaciones no beneficiosas para la evolución personal y espiritual. Así, puede uno liberarse del pasado con claridad y pasar página hacia una etapa más ordenada y pura.
Es cierto que ésta es una ardua tarea a realizar, por lo que no cabrá sorprenderse si uno se encuentra con situaciones en las que las sombras y los comportamientos oscuros derivados de la falta de reflexión o del abuso de poder, sigan buscando dominar, ya sea de forma velada o explícitamente forzada. Sin embargo, si ponemos de nuestra parte para observar nuestra vida con objetividad y responsabilidad, Saturno favorecerá esta labor de limpieza y orden. Cabe destacar, en definitiva, que los eclipses ubicados en el eje de Capricornio-Cáncer, históricamente han traído momentos de crisis para la humanidad, los cuales han derivado, forzadamente, en la necesidad de crear un mundo más ordenado y armónico.